Los jefes de la pandilla callejera D'Arcy y Ryan, que son rivales en la vida civil y están enamorados de la misma chica, siguen enfrentados en la Marina, donde lo único que los contiene es la disciplina militar. El capellán del acorazado (que también era su cura en la parroquia) decide por fin permitirles que se peleen en el ring, pero el combate se ve interrumpido por el ataque de unos submarinos. Después de la guerra, cuando la misma banda de contrabandistas de drogas mata al hermano de D'Arcy y le pega un tiro a uno de los amigos de Ryan, los dos proclaman una tregua para derrotar a los criminales, y luego siguen peleándose.