Gestado en las fibras de la explotación medioambiental y las ruedas de la maquinaria capitalista, el hombre de palo aparece como una personificación de los miedos y complejidades de nuestra era. Asistimos a fragmentos de su existencia en una película disfrazada de cinta VHS defectuosa y olvidada, que documenta una lucha solitaria por la supervivencia en un mundo que engendra y rechaza a sus propios monstruos.